Las decisiones que tomamos cada día en materia de alimentación tienen una influencia considerable en el funcionamiento de nuestro intestino y del organismo en general, decisiones que no solo se refieren a la calidad de los alimentos, sino también a cómo los comemos.
Por eso es una buena costumbre:
- Comer lentamente masticando bien y evitando las comidas demasiado abundantes o pesadas sobre todo por la noche para facilitar el proceso digestivo.
- Elegir alimentos y bebidas que normalmente no provocan diarrea: cada organismo responde de un modo distinto a los alimentos, por lo que es difícil hacer una lista de los alimentos permitidos o prohibidos, pero hay algunos alimentos y bebidas que pueden ser menos tolerados por quien sufre de diarrea, como por ejemplo los alimentos ricos en fibras (sobre todo las insolubles) si se consumen de forma excesiva, los ricos en grasas, fritos o demasiado picantes, los productos lácteos, el alcohol, el café, el té y también algunos edulcorantes.
- Conservar un diario de lo que se come cotidianamente, de modo que sea posible identificar los alimentos o las bebidas que pueden estar relacionados con el trastorno.